lunes, 21 de febrero de 2011

La poesía del cancionero del siglo XV

Fabiano Spadaro
Introducción a la Literatura Española a través de los textos. Barroso, Berlanga, González Cantos, Hernández Jiménez y Toboso.
Capítulo vi: “La poesía del cancionero del siglo XV. El marqués de Santillana y Juan de Mena.”
Págs. 159-72

I.                   Introducción

Al comienzo del siglo XV, surge en la nobleza un interés por las artes y la literatura, particularmente por la poesía, en la que aparecen poetas que demuestran sus habilidades en la corte del rey. Es así que nace la poesía cortesana que viene en forma de cancioneros. Algunos de los poetas cancioneros más destacados son: Lope de Stúñiga, Juan de Mena y Don Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana.
La poesía de cancioneros tiene dos influencias:
1)      la poesía provenzal, sin duda la más popular, en la cual encontramos temas amorosos. Conocidas también como “el amor cortés,” estas poesías se caracterizan por la sumisión del amor a la dama, el cual es rechazado y sufrido y en donde el poeta demuestra su ingenio a través de la poesía.
2)      la poesía italiana caracterizada por temas didácticos y simbólicos.

La poesía cancioneril está saturada de recursos conceptistas tales como las paradojas (rarezas o incoherencias), repeticiones, contradicciones, redundancias y juegos de palabras que sirven para expresar las emociones del enamorado.
Similar a los romances, la mayoría de los versos cancioneros son octosílabos y aunque no tienen un gran valor literario, son los que dan paso a la poesía renacentista en el siglo XVI.

II.                Lecturas reflexivas

Primera. Acabo de mis dolores por Lope de Stúñiga (véase págs. 162-63 para una copia del poema original)

Este cancionero de tema amoroso es un ejemplo propio de la poesía cortesana durante la Corte de Alfonso V el Magnánimo. El poeta usa una sagacidad amorosa y recursos ingeniosos para expresar a su dama el desprecio con que ella lo trata a él y para decirle cuánto sufre por ella. Este sentimiento se ve reflejado en la poesía con el deseo de la muerte. Por ejemplo: “pones con ira mortal,” “porque mi querida muerte” y también con expresiones de vasallajes en los que envuelve versos como “en mi libertad cadena,” “que nunca cobraras tal servidor.
El poeta expresa sus sentimientos y ansiedad amorosa con recursos conceptistas en los cuales se destacan los siguientes:
Sinónimos: acrecientan los sentimientos - “acabo-fin.”
Antítesis: en donde se hace referencia a la ambigüedad y manifiestan la angustia y confusión de sus sentimientos - “fin-principio” o “penar-placer.
Paradojas: expresa los contrasentidos de su amor - “es vida con la cual muero.”
Pleonasmo: repetición de vocablos en los que agrega valor a la primera palabra - “tanto terrible fuerte.”
Políptoton: el poeta usa distintas formas de un mismo verbo para realzar el significado del verbo que se usa. Por ejemplo, en la última estrofa del poema se usa el verbo “nasçer-soy” y “nascido-nasciera.”
Similicadencia: el uso de palabras con sonido semejante demuestra la maestría técnica del poeta -“et vida que non olvida.”

La métrica está compuesta por versos octosilábicos y tetrasilábicos de ocho versos cada uno. El poema también está formado por coplas (estrofas) en las cuales al final de cada una se puede apreciar las emociones más íntimas del poeta.

Segunda. Fragmento del Laberinto de Fortuna por Juan de Mena (véase págs. 165-66 para una copia del poema original)

Juan de Mena compuso poemas en la Corte del rey Juan II de Castilla que simbolizan la literatura más culta del siglo XV. Su obra cumbre, Laberinto de Fortuna (al estilo de la Divina Comedia de Dante), es una obra alegórica de carácter épico-nacional dedicada al rey castellano y su valido Don Juan Álvaro de Luna en la que se los enaltece por su gran obra en la unión nacional. Conocido como Las trescientas por tener 297 estrofas, el poema también introduce elementos históricos, morales y mitológicos.
En este poema, el poeta entra en el palacio de Fortuna en donde observa las tres ruedas de la historia que corresponden al pasado, presente y futuro. En el fragmento que se comenta, el poeta llega al palacio de Fortuna para analizar la rueda del pasado.
Debido al conocimiento de los escritores clásicos latinos y la creación de un lenguaje poético más culto, Juan de Mena adquiere en el poema un carácter latinizante, con cultismos y una sintaxis complicada que es accesible sólo a una minoría. En cuanto a la rima es una copla de arte mayor con versos dodecasílabos.

III.             Comentario de textos

Don Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, fue un aristócrata que cultivó las letras y participó en guerras nobiliarias en la corte del rey Juan II de Castilla. Su mayor adversario fue el valido Don Álvaro de Luna por quien escribió su Doctrinal de Privados y a quien lo ataca directamente. En sus obras se recogen las corrientes de la poesía alegórica, la didáctico-moral y la galaico-provenzal. El poema que se comenta corresponde a la corriente galaico-provenzal y se puede leer en las págs. 167-68 del texto.

Comentario
En cuanto al género, el poema pertenece a la poesía lírica en donde el autor expresa sus emociones e imaginación provocadas por hechos externos; aunque también existen elementos narrativos que afirman el carácter épico-lírico del poema.
El contenido declara una anécdota que crea un marco literario de acuerdo a la cancioncillas populares, que es exactamente lo que busca el poeta. Asimismo, el poema está compuesto por cuatro estrofas que terminan con una cancioncilla tradicional.
La métrica del poema está definida como un “decir” con estribillo que era usada mucho en la época para incorporar los villancicos tradicionales a las composiciones cultas. El poeta también recurre a elementos narrativos y dramáticos para introducir diálogos. De la misma manera, utiliza recursos expresivos a través de la naturaleza y la armonía del vocabulario que ayudan al ritmo de las cancioncillas.
Por último, es muy importante en la poesía tradicional la incorporación de recursos naturales que marcan claramente el ambiente del poema. La lírica tradicional trasciende desde la Edad Media hasta nuestros días a través de la poesía culta. Grandes autores del siglo XX, como Federico García Lorca y Antonio Machado, entre otros, incorporaron en sus obras temas de la poesía tradicional.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Comentario de Conde Arnaldos

Fabiano Spadaro y Dedra (Groff ) Doutrich

El comentario sobre el trozo “Romance de Conde Arnaldos”
Anónimo/tradicional


1.      ¡Quién tuviese tal ventura
2.      sobre las aguas del mar,
3.      como tuvo el conde Arnaldos
4.      mañanita de San Juan!
5.      Con un halcón en la mano
6.      la caza iba a cazar,
7.      vio venir una galera
8.      que a tierra quiere llegar.
9.      Las velas traía de seda,
10.  la ejarcia de un cendal,
11.  anclas traía de plata,
12.  tablas de fino coral;
13.  marinero quien la manda
14.  diciendo viene un cantar
15.  que la mar hacía en calma,
16.  los vientos hace amainar,
17.  los peces que andan al hondo
18.  arriba los hace andar,
19.  las aves que andan volando
20.  en el mástil las hace posar.
21.  Allí habló el conde Arnaldos,
22.  bien oiréis lo que dirá:
23.  “¡por tu vida marinero,
24.  digasme ora ese cantar!”
25.  Respondióle el marinero,
26.  tal respuesta le fue a dar:
27.  “Yo no digo mi canción
28.  sino a quien conmigo va.”


EL ASUNTO
El narrador comenta la felicidad del conde Arnaldos durante una mañana en la orilla del mar. De pronto ve llegar una vela ostentosa guiada por un marinero que cantaba cantos que era tan hermosos que apasionaban a la naturaleza misma. El conde Arnaldos le suplica al marinero que le cante esa canción pero el marinero le dice que sólo canta para aquellos que lo acompañan.

APARTADOS – Hay 3

A) Lo que descubre el conde Arnaldos: “¡Quién tuviese tal ventura… a tierra quiere llegar.” (ll. 1-8)

B) La descripción de la vela y el efecto que produce el cantar del marinero: “Las velas traía… las hace posar.” (ll. 9-20)

C) El pedido del conde Arnaldos y la negación del marinero: “Allí habló el conde… quien conmigo va.” (ll. 21-28)

ACTITUD
La actitud del narrador es sumamente positiva, llena de felicidad ya que pareciera que esta embarcación que acaba de llegar está llena de belleza y encanto. Las descripciones son fascinantes (las velas traía de seda… anclas traía de plata) donde el narrador manifiesta seducción, intriga y fantasía a través de ellas. Esto se revela cuando se describe el comportamiento de la naturaleza ante el canto del marinero (…los vientos hace amainar…) También hay un sentido de poder por parte del marinero no sólo al controlar la naturaleza pero también al negarse a cantar una vez más esa canción que había conmovido al conde.

APARTADO A: Lo que descubre el conde Arnaldos.

  1. Quién tuviese tal ventura
  2. sobre las aguas del mar,
  3. momo tuvo el conde Arnaldos
  4. mañanita de San Juan!
  5. Con un halcón en la mano
  6. la caza iba a cazar,
  7. vio venir una galera
  8. que a tierra quiere llegar.

En este apartado se puede ver desde la primera línea que la actitud del narrador es positiva y feliz. De acuerdo al DRAE La palabra “ventura” es sinónimo a la palabra “felicidad” y a la palabra “suerte”.  No hay ninguna palabra que representa infelicidad. La primera frase ofrece una imagen de un hombre disfrutando un momento en el mar. El lector puede observar que para el conde Arnaldos no existe ninguna dificultad en la vida en este momento. El narrador emplea la palabra “momo” que describe el ánimo del conde Arnaldos. La palabra “momo” según el DRAE significa “gesto, figura o mofa que se ejecuta regularmente para divertir en juegos, mojigangas y danzas.” Nos da a entender que este personaje tiene una felicidad completa. Esta palabra viene del latín, pero también se ve la palabra en la mitología griega. “Μῶμος”  (Momos) que era el dios de la burla. La mitología dice que el dios Momos era el dios de la sátira, de los escritores, y los poetas. Al escoger esta palabra para describir al conde Arnaldos, es posible que el narrador haga referencia a la felicidad que siente él, y a la vez, se asimila al conde Arnaldos con los escritores y los poetas.  La línea en donde dice “mañanita de San Juan” muestra que esta obra es un ejemplo de la poesía lírica tradicional. En la lírica tradicional es común que aparezcan referencias de la fiesta de San Juan. Esta “mañana de San Juan” aparece en otras obras literarias.  Hay una poema que se llama “Mañana de San Juan” (escrito por anónimo) en el que el narrador describe la fiesta que hacen los moros por la Vega de Granada. Aquí hay unos versos del poema;

“La mañana de San Juan
al tiempo que alboreaba,
gran fiesta hacen los moros
por la Vega de Granada.
Revolviendo sus caballos
y jugando de las lanzas,
ricos pendones en ellas
broslados por sus amadas,
ricas marlotas vestidas
tejidas de oro y grana.”

En el Romance del conde Arnaldos el narrador no dice que la mañana de San Juan es en este momento, pero que se asimila a la felicidad que sentía el conde Arnaldos en ese momento con la felicidad que la gente experimenta en la fiesta de San Juan.

Con un halcón en la mano
la caza iba a cazar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar

En estos versos que siguen del primer apartado continua un sentimiento de felicidad. Cuando el narrador escribe “la caza iba a cazar” nos da a entender que no hay otra razón para la caza que disfrutarla. Las últimas dos líneas presentan el momento en que conde Arnaldos ve la galera del marinero.

APARTADO B: La descripción de la vela y el efecto que produce el cantar del marinero.

9.      Las velas traía de seda,
10.  la ejarcia de un cendal,
11.  anclas traía de plata,
12.  tablas de fino coral;
13.  marinero quien la manda
14.  diciendo viene un cantar
15.  que la mar hacía en calma,
16.  los vientos hace amainar,
17.  los peces que andan al hondo
18.  arriba los hace andar,
19.  las aves que andan volando
20.  en el mástil las hace posar.

“Las velas traía de seda
la ejarcia de un cendal
anclas traía de plata,
tablas de fino coral;”

Aquí comienza la descripción que el narrador hace acerca de la embarcación. Al mencionar las “velas de seda” nos da a entender que es algo lujoso. También, “de seda” alude a una imagen fantástica. Algo que es de seda es algo fino, caro o que agrega valor al artículo. También la seda tiene un movimiento muy sofisticado que al moverse se convierte en parte de viento y da una apariencia visual que seduce. “La ejarcia” se refiere a la palabra “jarcia” que de acuerdo al DRAE son los aparejos y los cabos de una nave. Los aparejos son las correas o las cuerdas que los barcos llevan para izar las velas y recibir el viento que mueve a la nave. “Un cendal” es una embarcación larga, lo que nos da a entender que esta embarcación tenía dimensiones muy grandes que sorprendía a cualquiera que la veía pasar. La palabra “cendal” también se refiere a un material delicado, delgado y transparente lo que añade más soberbia y sensacionalismo a la “galera.” Generalmente, las “anclas” son de material oxidado y no tienen mucha atracción visual. Sin embargo, el narrador añade más suntuosidad a la descripción de esta “aparición” que el conde veía con sus propios ojos al decir que las “anclas” estaban hechas de plata, de algo que tenía brillo, que reflejaba luz. Lo que le da ostentación y pompa; lo hace maravilloso y  a la vez fascinante de ver. Al mencionar “las tablas” el narrador hace referencia a la madera con que la nave había sido construida. Las maderas de la carcasa del barco eran tan preciosas que el narrador las describe “de coral fino.” Algo que es de coral, es sin duda algo precioso. El coral está considerado como una joya lo que lo hace costoso y deseado. También podemos asociar la palabra coral con el fondo del mar donde generalmente se encuentran cosas preciosas. Es como si fuera una imaginación, como lo que el conde está viendo es fantasía pero al mismo tiempo realidad, porque el puede sentir las emociones que esta nave le produce.

“marinero quien la manda
diciendo viene un cantar
que la mar hacía en calma,
los vientos hace amainar,
los peces que andan al hondo
arriba los hace andar,
las aves que andan volando
en el mástil las hace posar.”

Aquí el narrador continúa describiendo la nave pero hace un cambio de sujeto y se refiere directamente a quien comanda la nave y los efectos que el comandante produce a todas aquellas personas y criaturas de la naturaleza que lo ven y los escuchan cantar. Es aquí donde aparece la magia y el encanto que este romance posee. Es precisamente aquí donde podemos apreciar el juego que el narrador hace entre la realidad y la fantasía. Son en cada una de estas palabras que transmiten el encanto del este romance. El “marinero” que guiaba a esta embarcación se puede ver como una alegoría del amor reflejado en el poder mágico que tiene la música para enamorar (“diciendo viene un cantar”). Ese mismo poder que puede amansar hasta las más obstinadas fuerzas como lo es el mar y tiene la capacidad de controlar “los vientos” (“hace aminar”) hasta convertirlos en brisas agradables. Asimismo, lo hace con los “peces que andan al hondo” que son aquellos más peligrosos o más preciados y ciertamente los más difíciles de controlar. Este cantar que trae a la superficie vida marítima que se puede alcanzar con facilidad. Luego se refiere a “las aves” criaturas que son inalcanzables para los hombres y su cantar las domina y amaestra obedeciendo al mandato del canto. Tal es el dominio que el marinero tiene sobre la naturaleza que su cantar todo lo alcanza, desde lo más profundo del mar hasta lo más alto en el firmamento. El cantar del marinero es como si fuera el secreto que lleva el mar, la libertad que poseen los vientos, la sabiduría depositada en la naturaleza. Se puede ver en estos ocho versos como la “magia” (el cantar) del marinero controla todo lo que toca y lo convierte en fantasía dentro de la misma realidad.

Apartado C: El pedido del conde Arnaldos y la negación del marinero

21.  Allí habló el conde Arnaldos,
22.  bien oiréis lo que dirá:
23.  “ ¡por tu vida marinero,
24.  digasme ora ese cantar!”
25.  Respondióle el marinero,
26.  tal respuesta le fue a dar:
27.  “Yo no digo mi canción
28.  sino a quien conmigo va.”

Hay en este apartado dos partes distintas. La primera parte (la primera frase) es el pedido del conde Arnaldos, y la segunda (la segunda frase) es la negación del marinero. Es interesante ver que antes de que el conde Arnaldos le solicite al marinero que cante la canción, el narrador nos pide oír lo que conde Arnaldos dirá. El narrador nos da a entender la importancia y la urgencia de lo que Arnaldos va a pedir para que pongamos especial atención a sus palabras. Vemos en esta frase la diferencia de ortografía (y del habla) que había cuando la obra estuvo escrita. Dice “digasme ora esa cantar!” cuando debe ser (en español estándar de hoy día) “dígame ahora ese cantar!” La segunda frase es la negación del marinero. Otra vez el narrador hace énfasis en las palabras del marinero. Dice que lo que dirá el marinero es la única respuesta que dará, “tal respuesta le fue a dar”.

EL TEMA:
La felicidad no se encuentra en los demás. Uno primero debe ser feliz para poder obtener lo que se desea.

CONCLUSIÓN:
Creemos que este romance es un canto a la idealización y el poder de la imaginación. El romance tiene tonos de creación mágica que se pueden ver a través de las descripciones que se hacen de la embarcación. Asimismo, se aprecia el poder que la naturaleza ejerce sobre la fantasía.
Este romance nos emite felicidad y esperanza, pero que nada se puede conseguir tan fácilmente, sino que hay que luchar por lo que uno quiere. Esto se puede ver en la última parte cuando el marinero no quiere cantar la canción. La felicidad en el romance se ve en la primera frase cuando se refiere a la felicidad que el conde Arnaldos tiene en ese momento. Es una felicidad que viene de la libertad de disfrutar un momento con el mar y la felicidad de embarcar una mañana tan linda.
Como no podemos saber bien cuál es el final de la historia, nos deja con más ganas de saber qué pasaría si el marinero cantara una vez más la canción. Parece que este aspecto del misterio es algo muy hermoso en los romances. El misterio añade a la belleza del romance. Ofrece al lector la oportunidad de usar la imaginación y la de pensar en los posibles finales del romance.